Hace un tiempo me di cuenta de que somos esa generación que se está separando.


De que cuando una mujer toma la decisión de separarse, no lo hace de un día para otro. Esa decisión se toma, en el corazón, muchos años antes.

Somos hijas, somos madres, somos nietas.

Somos la tercera generación que, con todo el amor y con todo el peso de la historia encima, está ROMPIENDO PATRONES.

Nos enseñaron que había que "sostener la familia como fuera". Que había que aguantar. Fui testigo de eso en mi familia y estoy segura que tu también.

Y nosotras lo hicimos. Lo intentamos.

Somos las que hoy nos atrevemos a mirar de frente lo que muchas mujeres de nuestra familia callaron.

Lo estamos haciendo por nuestras abuelas, nuestras madres y todas esas mujeres que no pudieron, que no supieron, que no se atrevieron.


Hoy… esas mujeres somos nosotras, y sin que ellas entiendan o se den cuenta, las estamos honrando con nuestra decisión.

Cada vez me encuentro con más mujeres que están abriendo los ojos.
Mujeres que se dan cuenta de que llevan años cargando solas con todo:
Las tareas del hogar que "nadie ve".
La crianza, que cae completa sobre sus hombros.
Los sueños postergados, una y otra vez, porque “no es el momento”.
Las injusticias disfrazadas de rutina.

Y lo más duro:

sentir que si te vas, estás rompiendo algo. Que la culpable eres tú.

Pero ¿sabes qué? Muchas veces eso que tememos "romper"… ya estaba roto. Solo que no queríamos mirarlo.

Cuántas veces escuché:

“pero es que es el papá de mis hijos”, “es que no quiero destruir la familia”, “es que no puedo sola”.Y lo que no nos damos cuenta es que solas… ya hemos estado por mucho tiempo.

Solas emocionalmente.
Solas en la casa.
Solas en la crianza.
Solas en la vida.

 

Y, aun así, seguimos ahí, sosteniéndolo todo.
Como si amar fuera sacrificarse.
Como si ser mujer fuera desaparecerse.

 

Por eso, cuando veo a una mujer decir “basta”, me dan ganas de abrazarla, de felicitarla, de decirle: todo va a estar bien.

Porque no es fácil.
Porque se necesita valor.
Porque se necesita muchísimo amor propio para romper con lo que duele, con lo que no nutre, con lo que nos apaga.

Si estás en ese lugar, solo quiero decirte esto:
No estás sola.
No eres egoísta por elegirte.
No estás destruyendo nada: estás comenzando a construirte.

La familia… eres tú.
Siempre fuiste tú.

Y si pudiste con todo hasta ahora, créeme: puedes con el resto.


Hoy es un buen día para dar el paso que te falta.
Para decir adiós con amor.
Y para decirte hola… a ti misma.
A tu mejor versión.
A la mujer valiente que siempre estuvo ahí, solo que estaba esperando que tú también la vieras.

Con todo mi cariño y admiración
Marce ❤️


(Con mucho amor para mi prima. Estoy muy orgullosa de ti.)