Hola Querida Amalai:
Si hay algo que me está cambiando la forma de ver la vida, es entender que no estoy viendo el mundo tal cual es…
sino a través del lente de lo que soy por dentro.
Y es muy loco, la verdad.
Todavía me cuesta entenderlo, pero siento que voy en camino de incorporarlo.
Hace un tiempo descubrí a Nazareth Castellanos, una neurocientífica española que me voló la cabeza. Incluso tomé un curso online con ella el año pasado, y desde entonces miro muchas cosas distinto.
Nazareth dice que no vemos el mundo como es, sino según cómo estamos por dentro.
Que nuestros estados internos —las emociones, la respiración, la postura, la atención— moldean la forma en que percibimos la realidad.
Cuando la escuché, algo se movió en mí.
Entendí que no basta con “cambiar la mente”. También hay que mirar el cuerpo: cómo respiro, cómo me sostengo, cómo me habito.
Todo eso habla de mí… y también de cómo veo la vida.
Nazareth diría que se trata de tener el corazón en calma, la espalda suelta y la mente presente.
Y entonces todo empieza a alinearse afuera.
Mi mundo exterior es un espejo de mis miedos, de mis heridas, de mis sueños. Todo eso dibuja lo que aparece en mi realidad.
Así que hoy me recuerdo —y te recuerdo también— que hay que estar atentas.
Mirarnos. Preguntarnos cómo estamos, qué sentimos, qué necesitamos.
Porque eso, lo que pasa dentro, es lo que termina reflejándose afuera: en nuestro trabajo, en nuestras relaciones, en nuestra casa, en la vida entera.
Cuidar mi mirada se ha vuelto un acto de amor.
Menos juicios, más compasión.
Menos rigidez, más apertura.
Y bueno… tal vez no es casual que justo ahora, en este proceso, esté creando estuches para lentes.
Quizás, de alguna forma, también estoy aprendiendo a cuidar mi forma de ver.
Con cariño,
Marce 
